La música es muy conocida por su poder restaurador y transformador, ahora bien, en un mundo de realidades diversas, con problemas tan puntuales y la vez tan diferentes, las disciplinas del arte estamos llamadas a unirnos, al ver un cuadro de un pintor y tener sin importar cuál sea tu credo, un momento de reflexión sobre la obra, nos damos cuenta que en el fondo esas realidades pueden confluir en un mismo punto sin importar que tengamos visiones contrarias.

 

El arte nos hace reflexionar; ahora puedes imaginar la música, como la percibimos y como una simple progresión armónica puede traernos diversas emociones. Es aquí en donde empezamos a construir nuevas ideas en nuestros niños y jóvenes, con un instrumento musical que los haga sentir, soñar, pensar, reconstruir en familia y con sus pares; llegar a los barrios de las ciudades de nuestro caribe, llevando la música como componente formativo. A la vuelta de unos años veremos cómo esas realidades, en las que indudablemente confluyen nuestras sociedades más alejadas son reconstruidas, y sin llegar a ser una solución definitiva a todos nuestros males, la música es un camino que conduce a otras realidades.